El Festival Nocturna, o como se le dice oficialmente, Festival de Cine Fantástico de Madrid, cumple ya su tercer año, y el segundo que este medio se ha acreditado para ofrecer una crónica de lo que fue y lo que vimos allí. Lamentablemente no pudimos estar todos los días pero sí que asistimos al visionado de un buen puñado de títulos. Así que sin más dilación pasamos a contaros que nos han parecido las películas que hemos visto y el ambiente en general.
EXETER
Dirigida por el que fuera una promesa del cine fantástico, Marcus Nispel, que incluso se atrevió a dirigir un remake de Conan El Bárbaro y otro de Viernes 13, nos trae una cinta de muy bajo presupuesto que se incluye dentro de la actual moda de refritos baratos y pastiches de temáticas que tanto abundaban en los años 80, y que ahora son reclamados sin el más sentido del ridículo: un sanatorio abandonado, experimentos médicos, posesiones, venganzas de ultratumba, drogas, veinteañeros en busca de sexo fácil, resurrecciones por doquier, exorcismos de andar por casa,…una película hecha a jirones de multitud de referencias en las que las reglas del juego están claras, ya las hemos visto en Posesión Infernal o en muchos de los slashers de la época.
La cinta de Marcus Nispel, también llamada Asylum, se convierte en un ejercicio de visionado tan devastador como exento de pretensiones, una historia carente de elementos dramáticos y siquiera de sorpresas que no sean los espasmos acrobáticos de los posesos o las burdas resurrecciones de los personajes infectados por el Mal. Exeter es, en definitiva, un producto que no tendría otra salida que ir directo al formato doméstico y aún no entendemos cómo ha podido llevarse el premio ex aequo al mejor guión, queremos pensar que por tener en el Palmarés de Nocturna 2015 al nombre de Marcus Nispel.
JUNE
Siguiendo la estela de la brutal Dark Touch como o la notable cinta de Luiso Berdejo, La Otra Hija, June es una historia sobre sectarios y dioses primigenios. Aderezada con una inyección de horror cósmico, la cinta se deja ver con simpatía, más para el fandom cuando aparece en pantalla el nombre de su productor y protagonista Casper Van Diem, aquel Johnny Rico de Starship Troopers. La evolución de la historia y los personajes es previsible, lo que no quita mérito a que haya sido rodada con cierto pulso y con una sensación de saber qué terreno pisa, al contrario que le ha ocurrido a otros títulos más pretenciosos del festival.
Con un final no bien resuelto, esta entretenida película, se proyectó a las cinco de la tarde prometía ser el comienzo de una buena jornada de proyecciones, y así fue. Fue precedida por un cortometraje de escuela llamado Be Afraid of the Dark, una pieza sin ninguna pretensión que acaso no sea la de plagiar alguna persecución de zombies que ya hemos visto en La Horda o REC.
KILL ME THREE TIMES
Distribuida por One Entertainment, ha sido uno de los platos fuertes del festival. Una película que a pesar de sus limitaciones y la efectividad de sus resultados como comedia –sin duda Simon Pegg salva la fiesta-, la cinta está dentro de ese puñado pequeño de títulos que aumenta el listón de calidad de las películas visionadas en el Festival.
Kill Me Three Times es una producción australiana que llegará en breve a nuestros cines, una comedia negra de enredo donde los cadáveres aparecen como setas en mitad de un embrollo que mezcla celos, dinero y ambición, y que aparte de Simon Pegg, cuenta con la presencia del veterano Brian Brown y de Teresa Palmer, la chica de Memorias de un zombie adolescente, una propuesta fresca a la que se le puede entrever cierta brillantez.
Como corto que introduce a la película pudimos ver El Vidente, protagonizado por el siempre efectivo Karra Elejalde en un papel que recuerda al que encarnó en Año Mariano. El Vidente es un corto de humor negro con componente fantástico y crítica social, una pieza entretenida y fresca, buena predecesora de la película que veríamos a continuación.
IT FOLLOWS
La que, para el que suscribe esta crónica, fue la mejor película del Festival de Sitges 2014, llega al Festival Nocturna con un lleno total de sala. La expectación creada por este preestreno -el estreno tendría lugar el viernes siguiente- era grande y no decepcionó a nadie. It Follows es un filme austero pero contundente que deconstruye el género slasher de los años 80; al mismo tiempo contiene una inquietante y oscura lectura sobre el abandono de la adolescencia y la entrada en la madurez.
La película cuenta con la inquitante banda sonora de la banda Disasterpeace, un elemento tan perturbador como indispensable en el visionado de una película cuyos mimbres recuerdan a nombres tan clásicos como El Sexto Sentido o La Noche de Halloween.
El director de It Follows, David Robert Michell, llega con su segundo filme al estrellato del cine de género, a crear una obra inquietante cuyo guión contiene una mitología que alimenta a la película con gasolina de alto octanaje. Las preguntas sobre el origen de la maldición, su contagioso carácter venéreo o la identidad del asesino en cada escena -normalmente parece gente muerta- hacen volar nuestra imaginación muy alto, dejándonos la última palabra sobre el origen de una historia difícil que incluso podría tener algunas señas primigenias.
It Follows no decepcionó al público, y a pesar de la ausencia de este título en el Palmarés, posiblemente fue la mejor película que se proyectó.
El cortometraje que se proyectó antes de la película, The Fisherman, no sólo contaba con el aliciente de haber sido rodado en Tokio, era original y divertido, y hasta obtuvo una mención especial del jurado. Dejamos aquí el comentario sobre este corto para no destripar ninguna sorpresa a los posibles aficionados que se acerquen a The Fisherman.
HEADLESS
En la anterior edición del Festival Nocturna pudimos echar un vistazo a Found, una película dirigida por Scott Schrimer que usaba en su guión, como personaje centrífugo a la trama, a un asesino conocido como Headless. La película homónima de Arthur Cullipher retoma ese personaje y nos cuenta el origen de su trauma y correrías. Headless cuenta con un motivante psicológico muy importante en la historia -ese niño con careta que es el alter ego del asesino-, una violencia y brutalidad sin parangón ejercida mayormente hacia mujeres, y una textura de celuloide desgastado que ayuda a no tomarse la película demasiado en serio, afortunadamente.
La cantidad de gore y la violencia sexual de Headless no es apta para cualquier estómago y tiene la cualidad de ser redundante y excesiva a cada momento, pero el gran valor de esta película es el de ofrecernos un espectáculo gore sin complejos, un festín para los amantes de aquellas sobradas que pupularon alegremente en nuestras pantallas en los años 70 y 80. Esta película, que se potencia por un extraordinario trabajo de maquillaje y el uso de ambientaciones decadentes y sucias, puede parecer a priori un ejercicio de crueldad bañada en hemoglobina; es cierto que se le puede conceder el beneficio de una intención y el de un resultado que navega a gusto en el exceso, es cuestión de gustos.