invasion a la tierra

Crítica: Invasión a la Tierra, de Jonathan Liebesman

Título: Invasión a la Tierra (Battle L.A.) Año: 2011. Duración: 116 minutos. País: EE.UU. Director: Jonathan Liebesman. Guión: Scott Silver, Christopher Bertolini. Reparto: Aaron Eckhart, Michelle Rodriguez, Bridget Moynahan, Michael Peña, Ne-Yo, Ramon Rodriguez, Taylor Handley, Cory Hardrict, Jadin Gould, Bryce Cass, Joey King.

Invasión a la Tierra: Tren con destino a Mogadiscio, última parada L.A.

Cada vez más, las distribuidoras acostumbran a titular las películas haciendo una traducción literal de su verdadero nombre e incluso dejándolo en inglés (en caso de producciones anglosajonas) pero de vez en cuando nos encontramos con alguna que otra  perlita. En el caso de Battle L.A. nos han calzado una denominación tan genérica como es Invasión a la Tierra (Battle LA, 2010). No es un buen comienzo, pero podría ser peor, sólo hay que recordar los títulos que se ponían en los 70 y 80, del que me viene a la cabeza aquel film de Michael Winner –recientemente versionado-,  Fríamente, sin motivos personales, (The Mechanic, 1976) o el clásico El Terror Llama a su Puerta (Night of the Creeps, 1986). Invasión a la Tierra es un título más abierto y explícito que Battle L.A. y tiene la pretensión de llegar a un público más internacional. Salvando este pequeño escollo -una asignatura pendiente de las distribuidoras españoles que parecen aún un poco acomplejadas por titular a los films tal y como se llaman, o simplemente dejar el título en el idioma original- vamos con esta enésima visión apocalíptica de la destrucción del planeta, verbigracia de una agresiva raza extraterrestre que es Invasión a la Tierra.

Invasión a la Tierra

Y es en la ciudad de Los Ángeles donde se desarrolla la acción de Invasión a la Tierra. Una división de marines norteamericanos observa desde la televisión como un ejército de alienígenas comienza la invasión de nuestro planeta atacando algunas de las ciudades costeras más importantes. Mediante un desembarco anfibio, éstos terribles extraterrestres despliegan una fuerza extraordinaria, masacrando todo humano que encuentran por el camino y dejando las avenidas de la ciudad como un erial. Menos mal que nos quedan los marines, que hasta el día de la invasión, hacen jogging y se curan las heridas psicológicas de la guerra de Irak en las playas de Santa Mónica -por cierto, la ciudad de Los Ángeles ha sido recientemente destruida por los alienígenas en la película de los hermanos Strausse, Skyline (2010)-. El transcurso de Invasión a la Tierra será una especie de via crucis bélico en el que un pelotón de marines tendrá que ir de un punto A a un punto B, y de paso salvar unos inocentes civiles y dar con la clave para la destrucción de las naves extraterrestres. Habrá tiempo para el heroísmo, el honor y el compromiso del ejército americano con la defensa del Mundo y la salvaguarda de la población civil.

Black Hawk Derribado (Black Hawk Down, 2001) fue una película de Ridley Scott basada en el libro homónimo de Paul Bowden, y relataba la “batalla” de Mogadiscio, en la que se vieron inmersos las milicias somalíes contra los marines norteamericanos en el entorno urbano de la ciudad de Mogadiscio. El modo de filmación daba una vuelta de tuerca a la que realizó Spielberg en Salvar al Soldado Ryan (Saving Private Ryan, 1998), es decir, cámara al hombro en las escenas de acción, dando la impresión, muy realista, de que el espectador se encontraba dentro de los combates. Black Hawk Derribado sentó las bases estéticas y fílmicas del cine bélico actual. Al igual que Spielberg, sumergía al espectador en una ensalada de tiros y explosiones que prácticamente alcanzaban la totalidad del metraje de la cinta. La planificación narrativa estaba justificada en el alcance del relato de la batalla de Mogadiscio, que transcurrió de forma ininterrumpida para los protagonistas reales de la misma. Invasión a la Tierra cuenta con la misma premisa, pero claro, la historia no es real. Así, Jonathan Liebermann, su director, copia la misma fórmula para contar la historia de un pelotón de soldados que se ven inmersos en una cruenta batalla urbana con los alienígenas, repartiendo balazos y granadas entre bloques de apartamentos, coches abandonados, casas en ruinas y alcantarillas, pero con un movimiento de cámara aún más acusado y un cambio de planos continuo, tan frenético que juega en contra del ritmo del film en lugar de ayudarlo. De este modo consigue una película de acción trepidante e impecable, pero en muchas ocasiones mareante y con poca carga dramática, lo que hace que la balanza se incline hacia el lado del espectáculo audiovisual. Incluso en las secuencias que más darían juego desde el punto de vista del drama, se desarrollan tan rápido que únicamente son apuntadas con leves bosquejos, cuando no están sazonadas con el omnipresente discurso salvífico y militarista. Sólo una cosa salva a esta apabullante ensalada de tiros de la vacuidad y la propaganda militarista norteamericana que es Invasión a la Tierra, y es la impecable interpretación que hace Aaron Eackhart de su personaje, el sargento Michael Nantz. Es Eackhart, con su torturado personaje, el hilo conductor del film a lo largo de los diversos escenarios y enfrentamientos. Liebermann es un cineasta avezado, como ya demostró en La Matanza de Texas El Origen (Texas Chainsaw Massacre The Beginning, 2006) y en The Killing Room (2009), sabe que sin el apoyo de un personaje grave como el del sargento Nantz y el actor que lo encarna, Invasión a la Tierra se desmoronaría.
Invasión a la Tierra

Esta película no es Starship Troopers (1997), no vamos a leer ningún mensaje político crítico a los sistemas sociales militarizados y no cuenta con el mordaz sentido del humor ni el tono de space opera del film de Verhoeven. Invasión a la Tierra es una película llena de sangre, sudor y pólvora, y puede contemplarse como una cinta de acción en la que el enemigo dispone de armas más modernas y sofisticadas que los marines y, por tanto, juega con la angustia que produce el sentirse vulnerable ante el adversario desconocido, pero también con el heroísmo que muestran los personajes a la hora de enfrentarse con esta situación. Los EE.UU. disponen del ejército más moderno del mundo, y de vez en cuando, parece que les guste sentir ese complejo de inferioridad que no existe en la realidad. Las producciones cinematográficas en las que los marines se encuentran en un brete son muy populares entre el público norteamericano, y desde el Viejo Continente se podría pensar que tienen una importante función propagandística para justificar la existencia y engrandecimiento de su maquinaria bélica sobre la que ya el presidente Eisenhower advirtió en su célebre discurso Military Industrial Complex.

2 COMENTARIOS

  1. La peli me interesa mas bien poco, vamos que si la veo sera si la dan en el plus. Pero ya que hablas de Black Hawk Derribado , en mi opinion una de las mejores peliculas belicas de las ultimas decadas. Toda una leccion de lo que deberia ser el cine de entretenimiento con calidad. Pelicula que creo que no esta lo suficientemente reconocida, por su argumento. Ya que para una gran parte de critica y publico, cualquier cosa que exalte lo que consideran imperialismo es anatema. Saludos.

    • Te juro que yo salí mareado del cine. Parecía que al operador de cámara le había dado un ataque de epilepsia. Nada que ver con The Killing Room, un thriller sobrio y contundente. Respecto a lo que dices del anatema, recuerdo que en los ochenta a Clint Eastwood se le llamaba fascista por hacer cosas como El Sargento de Hierro. Hay críticos y público que son auténticamente miopes y no saben apreciar que el arte supera las barreras de las ideologías políticas. Saludos!

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