Alleycats cortometraje poster

Crítica del cortometraje de animación 3D Alleycats

Fenómeno popular por excelencia, más cuando procede de Japón, país del friki y casa fundacional del cine de animación, el anime ha tendido puentes a un lado y otro del globo, con sonoros homenajes, plagios y reinvenciones. El cortometraje Alleycats (2017) es uno de estos tributos que se rinde al anime, una pieza de animación impecable, de narrativa exigua pero efectiva, y que no desdeña generosas dosis de hemoglobina. El responsable es la compañía sevillana Blow Studio, que ya nos ofrecieron hace unos años otro corto fantástico de buena factura pero de trayectoria irregular, Project Shell (2012). La escasa fuerza narrativa de Project Shell se ve gratamente compensada en Alleycats con una historia de venganza que se antoja interminable, un legado sangriento que pasa de generación en generación sin posibilidad de remisión.

Los protagonistas de la cinta de animación en 3D Alleycats -solo hay un par de planos en 2D-, son unos gatos peleones enfundados en trajes de cuero, a modo de modernos ninjas. Versados en el manejo de las espadas y sin pronunciar ni una sola palabra (maullido), se enzarzan en una cruenta lucha sin cuartel, donde los miembros son cercenados, los chorros de sangre salpican las paredes de una metrópolis que parece una mezcla de la noir Sin City y la ciberpunk Ghost in the Shell. Una impecable coreografía lanza la acción hasta el paroxismo, recreándose en la lucha final, una venganza que debe ser culminada, y que lamentablemente va a mantener una espiral de violencia que saltará a una nueva generación. La dificultad de modelar y dar coherencia a la coreografía y movimientos de los personajes denota el gran esfuerzo realizado por Blow Studio de cara a ofrecer un producto bien terminado.

Alleycats nominado mejor corto animacion Premios Fugaz 2018

La narrativa del cortometraje es en apariencia floja, endeble. Está claro que no hay un gran argumento detrás de Alleycats, y que el cortometraje es más un ejercicio de estilo y un muestrario de las posibilidades de sus creadores, más que una pieza al uso. Aquí los autores se esfuerzan en caracterizar a los personajes, explicar las motivaciones de tan sangrienta batalla callejera, y ofrecer un espectáculo vibrante, más dirigido a un público adulto y aficionado al anime que en crear un filme simpático y condescendiente con las masas. No hay demasiadas concesiones en este cortometraje de animación, todo es adrenalina y deleite visual, pero en los momentos finales de sus escasos diez minutos de duración el grito de rabia del cachorro de uno de los gatos asesinados nos marca uno de los más importantes hitos narrativos: las motivaciones que han llevado al exterminio de su clan gatuno serán las mismas que le llevarán a él a una posterior venganza, la sangre llama a la sangre y no hay lugar para el perdón.

Las cabezas pensantes que hay detrás de esta obra son  Alejandro Jiménez y Bernardo González, directores siendo también el primero responsable del guión junto a  Jorge Laplace. Además, la producción cuenta con una larga lista de nombres detrás del modelado, la edición y más que nada, la animación. El cortometraje es el fruto de un titánico esfuerzo que ha pasado el examen del público con sobresaliente, si bien nos sabe a poco. La única crítica que le podemos hacer a Alleycats, y siempre será constructiva, es que la escasa duración de la pieza no permite ahondar en un contexto narrativo más amplio. Los autores han construido un fantástico universo del que no se saca todo el partido que se podría; Alleycats merece una puesta más en largo que amplíe el alcance de la historia y no se quede en un mero homenaje al anime o en un portentoso ejercicio estilístico.

Alleycats ha sido nominado en los Premios Fugaz 2018 a mejor cortometraje de animación.

 

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