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Año: 2008. Nacionalidad: Francia. Duración: 90 minutos. Director: Olivier Van Hodstadf. Guión: Bibi Naceri, Jean-Marc Souvira, Emmanuel Prévost. Reparto: Roschdy Zem, Olivier Gourmet, Jocelyn Lagarrigue, Julie Durand, Mourade Zeguendi, David Saracino, Raphaël Marciano, Nicolas Bougourd 

Hace un par de temporadas nos llegó desde Francia A Fondo (Go Fast, 2009), una nueva cinta de acción que poco tiene que desmerecer la tradición de cine de género del país galo, inaugurada ya hace más de dos décadas por Luc Besson con Nikita, dura de matar (Nikita, 1990) y que fue continuada por éste mismo alcanzando su obra cumbre, El Profesional (Leon, 1994). El terreno de la acción más hard, abonado por Luc Besson, y que ahora ha abandonado en pos de aventuras mainstream, dio como resultado una línea de producción bastante interesante que no existe en España, y son las películas de acción “serias” basadas en persecuciones y ensaladas de tiros, con presupuestos ajustados y un buen uso de los medios al alcance. Así, como otras precursoras de la película que nos ocupa podríamos señalar a la extraordinaria y entretenida The Nest (Nid de Guêpes, 2002), amén de transgresiones intergenéricas como La Horde (2009), realizada el mismo año que Go Fast. No obstante, la sombra de Luc Besson es alargada, como corresponde a este patriarca del cine de acción francés, apareciendo acreditado en el film, y siendo uno de los tres guionistas que intervienen en el libreto el productor de la saga de Arthur y los Minimoys (Arthur et les Minimoys, 2006), dirigida y producida por Besson.

Una organización de narcotraficanes utiliza coches de gran cilindrada para el traslado de fardos de resina de cannabis desde la costa malagueña hasta Francia. Este método es conocido como Go Fast. Marek, un agente de la policía judicial, que pierde a su amigo en una operación antidroga, es trasladado para trabajar de incógnito en esta red. Tras un intenso entrenamiento por las fuerzas especiales, estará listo para su infiltración.

Desde el punto de vista de la acción, los dos grandes valores de la película son la veracidad que se quiere imprimir a las operaciones policiales, sobre todo a la que se desarrolla en el suburbio de una ciudad francesa desconocida, y las persecuciones de coches, realzadas mediante potentes efectos de sonido y planos tomados prácticamente a ras de tierra. A pesar de los puntos de contacto argumental con la saga Fast & Furious, esta película no cae en la trampa del efectismo de la franquicia americana, optando por un tono más distante y medido. No hay más espectacularidad en las persecuciones que el rugido del motor y el hecho mismo de llevar un cargamento de droga a toda velocidad, con los ojos de los conductores inyectados en adrenalina. He ahí la simplicidad de la producción, que funciona a momentos más como un thriller que como una película de acción, y en otros momentos como ambas cosas a la vez. 

En el apartado actoral, el protagonista Roschdy Zem –visto recientemente en London River (2010)– presenta un personaje bastante plano pero con un carácter de acero templado. Se trata de una película de acción y sale con el aprobado alto, siendo la propia fisonomía del actor la que más ayuda a la inmersión en su personaje, ya de por sí, con pocas aristas. La réplica femenina corresponde a  Catalina Denis Jocelyn Lagarrigue, mero ornato de lujo que sólo logra convencer en sus primeras apariciones en el film.

Contemplamos un buen comienzo a modo de introducción y presentación de algunos personajes, que muestra cómo se realiza el tráfico de drogas en los suburbios de las grandes ciudades, cuya marginación y abandono por parte de la Ley han hecho que se conviertan en territorio narco. Un entretenido desarrollo: el entrenamiento de de Marek, su infiltración en la banda y el transporte del cannabis desde una aldea de Marruecos hasta Málaga. Y por último, un flojo final, en el que se desearía una puesta en escena un poco más arriesgada y espectacular, pero aún así, la película cumple su función como film de acción y entretenimiento. Su director, el belga Olivier Van Hoofstadt, realiza con buen pulso con ésta su segunda película, y a buen seguro que será reclamado para alguna cinta más de acción. Desde la piel de toro, la versátil industria francesa siempre nos ha inspirado envidia, y dela mala. Peroesto es lo que hay, ellos son capaces de producir una película de acción con mucha adrenalina y poco presupuesto, y nosotros no, aunque contemos con millones de euros, no somos capaces. Que piense sobre esto quien corresponda.

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